7 cims 2023

 El domingo día 7 de mayo cumplí 42 años y lo celebré a lo grande, con las personas que más quiero.

Aunque fue un cumpleaños un poco diferente, lo pasé prácticamente entero caminando por la montaña.

Un día en el que alcanzaba el objetivo que me marcaba en mi 41 cumpleaños.


Vamos a ponernos en contexto y a explicar el porqué del objetivo; el porqué de realizar una Marcha de Resistencia de 59,2 kilómetros por los 7 Cims del Penedès.


Podríamos remontarnos un año atrás, pero iremos un poco más allá, iremos al 2008, la primera vez que acompañaba a Carol y toda su familia a preparar un avituallamiento de una marcha del centro excursionista del Penedès.

Para mi ese día, fue un día diferente, madrugar para ir a hacer bocadillos, cortar naranjas y plátanos, dar bebida, y todo lo que necesitasen los participantes.


Cada año hemos acudido a la cita anual el primer domingo de mayo, coincidiendo siempre con el día de la madre.


A medida que han pasado los años, el hecho de preparar un bocadillo, o llenar un vaso de agua, se ha convertido en un gesto de ánimo, de fuerza, para esas y esos valientes que un domingo deciden pasar todo el día caminando por la montaña, solos o acompañados, con personas animándolas durante el recorrido, o participantes que al llegar a la meta cogen el coche y se van a sus casas.


Ya hace unos años, se me pasó por la cabeza ponerme al otro lado de la mesa del avituallamiento, aunque descartaba esa idea por la exigencia física y mental que ello suponía, pensaba que no podría prepararme; quizás físicamente sí pero no la mente para estar 15 horas caminando en soledad.


Eran las 09:45 de la mañana del 1 de mayo de 2022, ya habían pasado muchos participantes por nuestro avituallamiento y quedaban algunos que por la hora que era pasarían las prácticamente 15 horas de plazo máximo de realización andando o incluso quedarían eliminados o se retirarían.


Roger, continuaba en la entrada del avituallamiento animando a esos participantes con la misma fuerza y energía que a las 8:00, momento en el que había pasado el primero.

Carol, seguía preguntando a cada uno de ellos que necesitaban, dando ánimos a seguir adelante, dando indicaciones de los próximos km y avituallamientos.


Viendo a Roger y a Carol, y viendo todas las caras de gratitud de las personas que pasaban bajo los gritos de ánimos de Roger, que se acercaban a recoger algo de comer y agradecían el trabajo de los voluntarios,  fue cuando le dije a Roger y Carol, el año que viene también me animaréis a mi.


Así que, dicho y hecho, aquel día escribí un objetivo.


Más allá del objetivo en si, había algo subyacente, una motivación intrínseca en el hecho de que mi hijo y mi mujer me viesen llegar a ese avituallamiento, que me animasen, que me dieran un bocadillo, y que me empujasen a seguir hacia adelante.

Si a eso, le sumas que sería el día de mi cumpleaños, pues más presión…jajaja.


Pasaron 365 días desde que en mi cabeza escribí esa meta, hasta que la cumplí.


Os podéis imaginar que el camino ha sido igual que el desnivel de la marcha, un sube y baja constante, tanto de fuerza mental como física.


Durante la preparación, me he encontrado con momentos de debilidad, de no saber cómo ni cuándo empezar. Y la preparación empezó el 1 de mayo de 2022, momento en el que planteé el reto.


Paralelamente a este objetivo, iniciaba otro, que en mi cabeza tenía claro que me ayudaría en la consecución del mismo, entrenar la mente con la lectura, un hábito que no tenía y que me ha ayudado a ordenar todas las ideas que tenía en la cabeza, a incluir nuevas ideas, incluso a eliminar bloqueos y resistencias que yo mismo me ponía.


Leía sobre procastinar*, y me veía reflejado en muchas de mis decisiones que me alejaban del objetivo estratégico.

Leía sobre resultados clave* que me guiaban hacia el  objetivo.

Incluso, como  kaizen* me daba pistas de cómo mejorar poco a poco, día a día. 


Pese a todo lo que iba avanzando, ha habido momentos, que he pensado en no participar  buscando excusas, pero Roger y Carol han reforzado la parte mental, animándome a seguir luchando por el objetivo.


A primeros de marzo del 2023, 10 meses después de fijar el objetivo y a 2 meses y 7 días de la marcha , sentía que mi mente ya estaba preparada para afrontarlo, y tocaba poner a prueba el cuerpo.

Llevaba meses cuidando la alimentación y el peso, había empezado una rutina de asistencia al gimnasio, pero debía marcarme unas metas intermedias que me asegurasen alcanzar la meta estratégica.


Escribí los resultados clave* que me llevarían a poder afrontar el objetivo, entre ellos estaba perder 4 kilos antes de la marcha (ya había bajado 9), caminar 10 horas seguidas, correr 10 km, acumular 2500 metros de desnivel y ascender 4 picos, entre otras.

Alcanzar estos resultados me acercaban a tener lo que necesitaba para llegar al día 7 de mayo con la fuerza mental y física necesaria.

Cada uno de estos resultados claves iban acompañados de acciones a realizar para asegurar que la preparación diera sus frutos, caminar o correr 1 hora cada día, ir en bicicleta, nadar, entrenar con un amigo…


Llega el gran día. Son las 5 de la mañana del 7 de mayo de 2023 y suena el despertador


Mochila preparada del día anterior con todo lo necesario y me noto al 100% de mis fuerzas físicas y mentales.


Nos hemos despertado todos porque hoy era un día con muchas cosas a celebrar; el día de Carol, mi día y el día del 7 cims.


Son las 6:00 y estoy en la recta de salida, calentando, haciendo el recorrido mentalmente, repasando tiempos, esfuerzos…


6:30 Arrancamos.


46 minutos después he pasado por los dos primeros picos según el tiempo que había  previsto. Cuerpo y mente perfectos.

Sé que tengo por delante un largo recorrido, pero estoy preparado, es el momento de ganar tiempo al reloj haciendo un descenso ligero hasta el avituallamiento.


Y uno de los temores que tenía ha salido a la luz, la rodilla derecha que ya en un entreno había avisado, ha empezado a molestar.


Hacía dos semanas, entrenando el tercer pico empecé a notar molestias, era un imprevisto, un riesgo que aparecía a dos semanas de la prueba, algo que tenía que mitigar.


En fin, como os decía, descenso ligero fallido.


A pesar de ello, llego a esa esquina de la iglesia de Aiguaviva, en el km 13,4, con muy buenas sensaciones, ganando 20 minutos al crono.

Entonces oigo los gritos de Roger, corre hacia mí, y me acompaña hasta los bocadillos, dónde está Carol y los dos me dan fruta, agua y mucha fuerza para continuar. Como he comentado, este avituallamiento es familiar, así que todos me felicitan por mi cumpleaños.


No llevo ni un tercio del recorrido, tengo por delante 20 km duros, con dos ascensos fuertes, pero descensos peores, donde la rodilla sufriría.

El resto de órganos, músculos y articulaciones están al 100% y el cerebro maquina la mejor estrategia para acabar.


Tocaba cambiar de estrategia. En mi recorrido mental de las 6:00 de la mañana me veía subiendo a buen ritmo y las bajadas y llanos trotando. Con la rodilla así, se desvanecía.


Empiezo el ascenso al Montmell (861m).


Somos una fila larga de participantes ascendiendo, lo que me permite ponerme a ritmo de uno de ellos que me parece adecuado.

Apuesto por un ritmo más lento que el del entreno de hace dos semanas, para darle un descanso a la rodilla, además tengo 20 minutos de margen.


Llego a los 861 metros, encuentro el control y lo paso a las 9:50, 10 minutos antes de lo previsto.

En  esta apuesta por ahorrar energía, había perdido 10 minutos pero seguía por delante del crono.


Ahora viene lo duro, descenso fuerte y técnico, para planear unos km y otra subida a 964 y bajada técnica otra vez dura.


Si lo hago habré pasado el ecuador de la prueba y quedará un pico alto y dos medios.


Llegar al avituallamiento después de la bajada del Montagut (964m)  marcará lo que queda por delante: continuar o parar.


No os relataré lo que fue bajar, subir y volver a bajar;  pero los últimos metros marcaron la decisión: iba a continuar.


Oigo a Roger gritando y veo a Carol haciéndome fotos. Roger me ha escrito con piñas Papa en el camino.


32,9 avituallamiento. La verdad es que no tengo hambre, son las 12:40, y le saco 50 minutos al reloj.


Pese a las dificultades, en el tramo complicado he mejorado 40 minutos.


Saber que las piernas, el corazón, los pulmones, tobillos y pies están bien animan a mi cerebro a darme instrucciones de continuar,  pero también me advierte de los riesgos con la rodilla.

Los gritos de Roger, los ánimos de Carol y el bocadillo de butifarra decantan la balanza: “Segueixo, estic bé.”


Hasta este punto, podría decir que conozco el terreno puesto que he entrenado en 3 de los 4 picos.

Lo que viene es nuevo, un pico alto, dos medios, y menos de la mitad del recorrido.


Pico del formigosa, 990m, al llegar a la base levanto la cabeza y la vuelvo  a agachar.

Arriba dice mi cerebro, mis piernas suben sin descanso y la rodilla da una tregua.


En mi pronóstico iba a tardar 1 hora en llegar a la cima desde el avituallamiento (imaginad cómo lo veía mi cerebro en el track*)

Llego a los 30 minutos. 


No doy crédito, ya le saco 1 hora y 25 minutos al reloj, con bocata de butifarra incluido.


Es momento de tomar otra decisión: aprieto en una bajada ligera o voy a la velocidad prevista y veo sensaciones para el tramo final. Total, solo me quedan 24 km.


Decisión tomada: descenso andando, y a por el sexto, el Castellar, 944m

Llego en el tiempo establecido, ni le gano tiempo al reloj ni se lo cedo.


Me quedan 14 km, 1 pico de 841m y un avituallamiento donde se que estarán Roger y Carol. 


Llego a Pontons, son las 15:45, 20 minutos más al reloj.

He ascendido a les Agulles (841) todavía con fuerzas y he hecho mejor ritmo en la bajada.


En la entrada a Pontons ya oigo otra vez a Roger, veo a Carol animándome y vislumbro a dos personas más: mis padres.


Ellos son de fuera y han venido en tren; Carol entre tramo y tramo los ha ido a buscar. 

La de km que ha hecho Carol,  todo de corazón para mantenerme motivado.


Quedan solo 9 kilómetros .


 El último esfuerzo, nadie más en el camino para darme ánimos. 


A estas alturas, el cansancio se nota, pero estoy al 85% del objetivo, le saco 1 hora 45 al reloj, y en el peor de los casos tengo 5h45 minutos para terminarla (15 horas que es el tiempo máximo de realización)


“Ánims que ja ho tens, et veig molt bé.” Palabras de Carol, y a seguir adelante.


Ya estoy a 1,5  km del final, el tramo más largo de los 59,2.


Lo estoy visualizando:  voy a alcanzar el objetivo, tendré a Roger, Carol y mis padres en la meta.


Voy mirando atrás.


Pese a ser llano, mi ritmo ha decrecido notablemente.


En toda la marcha no he mirado atrás en ninguna ocasión, algo ha cambiado.


Así como el objetivo principal en mayo del 22 era acabar la marcha, daba igual el tiempo, la posición, solo importaba acabarla.

A medida que avanzaba hacía él, lo había ajustado.


Después de alcanzar las resultados claves antes de empezar, había puesto un objetivo más ambicioso, terminarla en 12h30min (en vez de 15)

En la cima del Montmell, pensaba en hacerla en 10:30

Después del Montagut ya sabía que no conseguiría 10h30’, tenía que asegurar acabarla, antes que abandonar.


Aunque tenía otro dato, iba en la posición 256 a la llegada a la cima del Montagut.


En el último control a escasos 5,2 km había pasado el 216, y me había planteado llegar de los 230 primeros.

En la bajada, me habían pasado varios participantes, pero había perdido la cuenta, mi mente me decía que trotara cuesta abajo, mi cuerpo me decía que no.


Además estaba cediendo 10 minutos al reloj.


Estoy a escasos 200 metros de la meta, Roger viene corriendo hacia mí, veo también a Blas, un amigo que me había ayudado a entrenar ascensos.


Roger me coge la mano, la sonrisa no le cabe en la cara y me dice  “Correm fins la meta?”


Cruzo la meta en 10h 54 minutos y en la posición 223 de la mano de Roger y de Xavi.


Xavi ha sido un compañero de viaje a lo largo de más de 40 km que hemos caminado juntos. Xavi ha sido clave en los primeros km como soporte físico, yo tiraba en la subida y él en las bajadas marcaba el ritmo.

Fue una conexión sin palabras, los dos íbamos solos con los cascos, pero a partir de allí fuimos juntos.

A lo largo del camino, fue también un soporte moral, una vez habíamos entablado conversación.

El hecho de intercambiar el estado anímico y físico, compartir los objetivos y marcarnos unos comunes, ayudaron a tirar adelante como equipo. Ambos alcanzamos nuestros objetivos propios y comunes; por qué nos alineamos desde el principio.


Objetivo alcanzado y muchas reflexiones que podemos sacar de ello.


Cuando estoy en el trabajo siempre hablo de cómo deberíamos abordar los cambios, ir hacia los objetivos, alinearse como equipo, inspeccionarse… Así que porqué no intentar aplicarlo a mi día a día.


Objetivos, resultados clave e iniciativas que me han ayudado a avanzar hacia la consecución de la meta, paso a paso, validación a validación, mejora a mejora.


Hábitos y Hansei que me han ayudado a no procastinar cada vez que tenía ganas de no llevar a cabo un entreno o hacer una comida rápida o de beberme una cerveza más o incluso dormir 1 hora más.


Kaizen me ha ayudado a ver qué pequeñas cosas podría mejorar para llegar al objetivo.


Transparencia, Inspección y Adaptación que han sido la base para poder engranarlo todo correctamente.


Motivación intrínseca que me ha llevado a entrenar cuando estaba cansado, y sobretodo que me ha ayudado a ir a por la siguiente cima o avituallamiento a lo largo de toda la marcha.


Empatía, solidaridad, amor, fuerza,ánimos, comprensión: todo eso que me ha dado mi familia en los 3 puntos clave de la marcha y sobretodo durante los dos últimos meses de preparación de manera gratuita, sin esperar nada a cambio.


Alineamiento en búsqueda de objetivos comunes, porque la marcha la empezaba solo y a partir del km 20 se convirtió en una meta de equipo.


El papel de Carol y Roger ha sido fundamental a lo largo de todo el proceso y sobre todo durante la marcha porqué han sabido darme las dosis de motivación necesaria en cada momento donde tenía que tomar una decisión. Han sido mis líderes, esperándome en cada tramo intermedio y dándome una gratificación, ya sea en forma de dibujo, de grito de fuerza; los que me han ayudado a medir el progreso, con preguntas de cuánto te queda, que has hecho; los que me han pedido feedback constante y a la vez me han propuesto opciones para el siguiente tramo; los que han desbloqueado problemas como traerme antiinflamatorios cuando la rodilla avisaba; los líderes que me han guiado hasta la consecución de mi objetivo

Muy importante para mi ha sido que se han involucrado en el objetivo, aportando ideas, adaptando horarios y apoyándome en todo momento.


La celebración ha sido conjunta, todos hemos aportado un granito de arena para lograrlo.


Objetivo alcanzado y escrito el objetivo para el 7 de mayo de 2024.


“ Arribar dels 100 primers participants a la meta al 7 cims 2024”

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